El productor Ariel Milano, de Teodelina, cuenta cómo fue su camino a la tecnificación.
Para Ariel Milano todo es una cuestión de colores. Para él los cobres y dorados son el fruto de un arduo trabajo realizado a lo largo del año: la cosecha. Los verdes le dan un poco de paz y tranquilidad hasta que comience la etapa de trilla, y los colorados “son la garantía de que todo el esfuerzo tenga su recompensa”. Sus palabras hacen referencia a los equipos Case IH con los que cuenta en su campo de Teodelina, Santa Fe.
Los Milano fueron testigos de cómo las máquinas del agro fueron evolucionando a través de los años, ya que participan en el rubro desde hace más de 50 años. Ariel recuerda lo “duro” que era trabajar con el sistema de trilla convencional. Fue por el ‘65 cuando empezaron a experimentar con los primeros tractores. Luego un periodo “bisagra” marcaría un antes y un después: “el cambio al sistema axial”.
La introducción al nuevo sistema de cosecha se hizo a través de una Axial-Flow 2388, a la que le siguieron una 2399 y una 7230. Sobre los equipos, el agroempresario comenta: “En los últimos años han mejorado mucho y eso se nota en los rendimientos. Por ejemplo, ahora se trabajan muchas más hectáreas por hora lo que incrementa notablemente el volumen cosechado”. Uno de los determinantes en la obtención de estos nuevos resultados fueron los cabezales Draper que “favorecen una entrega más pareja del material”, asegura.
La trayectoria de la familia del productor de Teodelina llevó a que hoy trabajen más de dos mil hectáreas en las que cultivan trigo, maíz, soja y girasol. Milano espera que sus generaciones venideras continúen con este sueño que comenzaron sus abuelos y “que no pierdan el placer del disfrute del aroma de los plantíos recién cortados y el de la humedad de la tierra de cada mañana”.